Sandra Marcela González Barros es educadora de párvulos de formación y de corazón en el Liceo Bicentenario de Excelencia Instituto Comercial de Osorno. Tras 13 años trabajando con niños y niñas en edad preescolar, en el año 2001 asumió un nuevo desafío: formar a jóvenes de enseñanza media técnico-profesional en la especialidad de Atención de Párvulos, rol que ejerce hasta hoy con pasión, entrega y convicción.
A lo largo de más de dos décadas, ha acompañado a generaciones de estudiantes —en su mayoría mujeres, pero también incluyendo con orgullo a un varón egresado en 2015— guiándolas no solo en lo académico, sino también en su crecimiento personal y emocional.
“Escuchar, enseñar y acoger a cada estudiante es un regalo diario”, afirmó con la certeza de que educar es también una forma de amar.
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Para ella, enseñar no es simplemente transmitir conocimientos, sino crear espacios de transformación, donde los y las jóvenes puedan desarrollar sus talentos, expresar sus emociones y convertirse en agentes de cambio desde sus propias historias, identidades y sueños. En sus clases, la cultura, el arte, la inclusión y el desarrollo socioemocional tienen un lugar central.
Su vocación se expresa también en la colaboración con otros docentes y en la constante búsqueda de innovación: valora la investigación académica, la tecnología educativa y el diseño de nuevas metodologías, siempre que estén al servicio de una práctica pedagógica viva y con sentido.
“Si el profesor no crece, sus estudiantes tampoco lo harán”, sostiene con firmeza.
Sandra González no solo educa: inspira. Su trabajo es testimonio de una educación que se construye desde la fidelidad, la verdad y la esperanza. Una educación que no tiene fronteras, pero sí un propósito claro: formar con amor y por amor.