El dormitorio es uno de los lugares donde más suciedad se acumula debido a la gran cantidad de tiempo que se le dedica para descansar.
Por este motivo, expertos concluyeron que a la cama se le debería destinar una rutina de limpieza más prolija, especialmente para mantener alejados a los ácaros del polvo y todo tipo de bacterias que se esconden en las sábanas, almohadas y colchón.
Según la ciencia, la clave para mantener alejados los intrusos microscópicos causantes de alergias y problemas en la piel es cambiar la ropa de cama con frecuencia.
¿CADA CUÁNTO SE DEBEN CAMBIAR LAS SÁBANAS?
Si bien depende del contexto de cada persona, lo habitual es cambiar las sábanas una vez a la semana o, como mucho, esperar una semana más.
Sin embargo, durante el verano, las altas temperaturas, la humedad y el sudor generan condiciones ideales para la proliferación de bacterias, hongos y otros agentes patógenos, debido a la liberación de aceites corporales y células muertas de la piel, por lo que la muda de cama debe realizarse con mayor frecuencia.
El tiempo recomendado para cambiar las sábanas en verano varía según el tipo de persona, su salud y su actividad diaria, pero como regla general se recomienda hacerlo cada tres o cuatro días.