Las celebraciones de fin de año vuelven a poner presión sobre el presupuesto de miles de familias chilenas. Aunque diciembre es tradicionalmente el mes de mayor consumo, la reciente Encuesta de Navidad de la Cámara Nacional de Comercio (CNC) revela que un 38% de las personas comprará menos regalos y un 36% planea gastar menos que el año pasado.
Esta combinación de alta demanda y menor disponibilidad económica crea un escenario fértil para el sobreendeudamiento. De acuerdo con el abogado Eduardo Lara, del Departamento Asistencia Deudores del estudio jurídico Alfaro y Madariaga, este mes “el consumo se dispara y mucha gente confunde acceso al crédito con capacidad real de pago”.
El experto afirma que uno de los errores más frecuentes es recurrir a varias tarjetas de crédito o aceptar aumentos de cupo sin evaluar el impacto en el presupuesto mensual. “La tarjeta no es plata extra; es una deuda futura que puede crecer muy rápido si no se administra con responsabilidad”, advierte.
Otra conducta riesgosa es la toma de créditos de consumo rápidos o preaprobados, especialmente para financiar gastos propios de la temporada. Lara señala que suelen contratarse “sin revisar adecuadamente las tasas o comisiones”, lo que termina encareciendo el costo total.
A esto se suma la tendencia a comprar en cuotas sin considerar el valor final del producto. Aunque la Ley N° 19.496 obliga a los proveedores a informar el costo total del crédito, muchas veces esta información no es leída o simplemente se pasa por alto. “El problema no es la cuota, sino la suma de todas las cuotas juntas. Cuando una persona acumula varias compras de este tipo, llega a enero con una carga financiera imposible de sostener”, agrega el abogado.
Para el especialista, el sobreendeudamiento se vuelve crítico cuando los compromisos mensuales superan el 25% o 30% del ingreso disponible, cifra que muchos hogares ya sobrepasan antes siquiera de comenzar las compras navideñas. Esta situación puede derivar en intereses moratorios, cobros extrajudiciales, inclusión en bases de datos como DICOM e incluso embargos, afectando la estabilidad económica y el bienestar emocional.
“Nos encontramos con muchas personas que viven con miedo, confundidas por la enorme cantidad de información incorrecta que circula en redes sociales sobre cómo enfrentar las deudas. Eso genera angustia, decisiones equivocadas y, en algunos casos, una paralización total frente a las dificultades”, afirma Lara.
¿Repactar o renegociar?
Para evitar caer en estas situaciones, el profesional de Asistencia Deudores insiste en que la clave “está en gastar dentro de las posibilidades reales de cada familia y no dentro del margen que ofrecen las instituciones financieras”. También señala la importancia de revisar las condiciones completas de cualquier crédito y, en caso de estar ya enfrentando problemas, buscar asesoría antes de tomar decisiones como repactaciones apresuradas.
De hecho, la mejor opción no siempre es repactar. Según el abogado, este mecanismo puede reducir la cuota mensual, pero, por lo general, aumenta el costo total de la deuda, además de mantener a la persona en DICOM hasta el pago de la última cuota, proceso que puede durar varios años.
Frente a deudas estructurales, Lara recomienda evaluar alternativas como la renegociación establecida en la Ley N° 20.720. “Es un procedimiento formal, supervisado por la Superintendencia de Insolvencia, que permite reorganizar las deudas, suspender demandas y embargos, y buscar una solución sostenible. No es magia, pero sí una herramienta real y efectiva para quienes ya no pueden cubrir más del 50% de sus obligaciones”, enfatiza Lara.