Por las noches me siento huérfano. Tenía seis años cuando murieron mis padres. Ambos murieron el mismo día, y fui criado por mi abuela Azize y mi tía Nergis. Recuerdo mucho a mi madre. Su voz, su risa, el calor de su mano acariciando mi cabello. Tenía su suéter, y dormí con él durante años. Alguien me robó la alegría, el amor y la felicidad de mi corazón cuando murieron mis padres. Desde entonces nunca más volví a reír. Nunca me he vestido de color. Solo negro y gris.
Con solo 20 años tuve que dirigir el negocio de la familia. Compré un hotel en las tierras de mi padre, en mi natal Mardin. Luego compré otro y otro. Nadie sabía que los hoteles eran míos. Le pedí a mi mejor amigo Firat que se hiciera cargo de ellos.
Todos saben que sólo vivo para vengarme, y espero el día que en que Hazar Sadoglu sufra. Ahora tengo treinta años. Soy joven, fuerte, lo suficientemente fuerte como para romper la mano que llega a lastimarme. Y así lo haré. Soy un niño herido que creció con una mala historia, y nunca nadie me enseñó la noción de bondad. Hoy vivo entre el amor y la venganza.