En medio del clima electoral, el debate sobre el impuesto territorial —popularmente conocido como contribuciones— se ha tomado la agenda pública. Mientras algunos sectores piden eliminarlas por completo, otros apuestan por reducirlas o al menos reformar un sistema que, para muchos, ha perdido sentido frente a la realidad económica de miles de familias.
Según datos oficiales, solo un 30% de las personas que poseen vivienda propia paga contribuciones, pero ese porcentaje es el que debe soportar el 100% de la recaudación por este tributo. A este grupo se suman locales comerciales y otros inmuebles no habitacionales, lo que agranda el universo de afectados por los incrementos en el avalúo fiscal.
Uno de los focos de molestia ciudadana se ha concentrado en las llamadas retasaciones, que muchas veces se aplican sin previo aviso y generan aumentos considerables en el monto a pagar. Las principales distorsiones se han producido en los condominios antiguos, donde áreas comunes como jardines o estacionamientos, que inicialmente no fueron consideradas, ahora se incorporan al cálculo del avalúo, encareciendo el valor de cada unidad habitacional.
Según explicó Teodosio Cayo, director de la Asociación de Tasadores de Chile, esto genera una gran injusticia, porque cuando una persona compró un departamento, ya pagó por esas áreas comunes. No se pueden vender por separado, entonces les complica que se cobren como si fueran una propiedad adicional.
¿Cómo se puede rebajar el pago de contribuciones?
Muchos chilenos logran pagar su casa con esfuerzo tras 30 años de crédito hipotecario, y cuando finalmente terminan, se enfrentan a una jubilación con ingresos bajos, pero deben seguir pagando contribuciones. Si bien existen exenciones parciales para adultos mayores, estas tienen techos y condiciones.
También hay alternativas para personas que sufren emergencias. Por ejemplo, si una propiedad es afectada por un incendio u otro siniestro grave, es posible pedir una exención temporal del pago, a través del municipio o del Servicio de Impuestos Internos (SII). Sin embargo, se critica que el proceso es engorroso y poco transparente.
Además, existe una norma que permite al SII cobrar solo los últimos tres años de contribuciones impagas, lo que para algunos representa un incentivo a dejar de pagar.
Otro punto crítico es que mientras más regularizado esté un inmueble y mejores terminaciones tenga, mayor es el impuesto a pagar. "Es un incentivo a no regularizar, es un incentivo a no ocupar profesionales, es un incentivo a quedarse con las cosas a medias, lo cual por supuesto hay que revisarlo de fondo, porque no hace bien", advirtió un analista.