Las familias disfuncionales, son aquellos núcleos de personas en los cuales las relaciones interpersonales están basados en patrones de comportamiento que dañan sistemáticamente a sus integrantes, despojándolos de vivir en un ambiente sano, estable y estimulador de autoestima como debería ser el contexto familiar.
Una familia es un sistema en el cual sus miembros están conectados entre sí, por este motivo, lo que suceda al interior del sistema afectará de manera directa e indirecta a todos.
¿Cómo podemos identificar una familia tóxica?
Paula Hormazábal, psicóloga clínica especialista en psicoterapia femenina y temáticas de género, explica que dentro de un núcleo familiar tóxico se dan ciertas dinámicas relacionales muy dañinas, donde podemos distinguir las siguientes:
1-No está permitida la privacidad: En este tipo de familias, el espacio personal no es legítimo, la interacción debe ser constante y no hay límites respecto de esto. “Esto es conocido como doble vínculo, es decir, se vive como si todo el núcleo familiar fuera solo una gran persona. Por ende, se torna un ambiente coercitivo para la individualidad, todos están preocupados de todos y ninguno de sí mismo”. Señala Paula Hormazábal.
2-Actitudes de sobreprotección e indiferencia al mismo tiempo: La psicóloga indica que por una parte, se da un exceso de atención y sobreprotección que limita la autonomía, la independencia y la capacidad de una persona para elegir sobre sus emociones, comportamiento y acciones, ocasionando daño emocional y una sensación de insuficiencia de cara a su propia capacidad. Mientras que por otro lado, se ejerce la desidia total, que implica la falta de contacto afectivo, despreocupación del otro, incluso en sus necesidades más básicas. En los casos más severos, se da la negligencia parental, dejando secuelas y heridas de abandono que prevalecen durante toda la vida de una persona si no son trabajadas en procesos terapéuticos.
3-Comunicación cortada: Dada la simetría en estos vínculos tóxicos, los conflictos no se abordan, se ocultan y no se resuelven. “En este sentido, la arbitrariedad adquiere relevancia, dado que faculta el evadir cualquier problema mediante el silencio de todos sus miembros”. Enfatiza Paula Hormazábal.
4-Límites difusos y rigidez: La especialista en psicoterapia femenina y temáticas de género, explica que la falta de límites (causados por la baja autoestima), genera dependencia hacia otros y estimula la necesidad de buscar aprobación externa. “En estas familias suele verse como un acto de egoísmo el que algunos de sus miembros quieran diferenciarse o hacer cosas por sí mismos, lo cual detonará conflictos que irán en función de lograr que la persona desista y entre nuevamente en la dinámica relacional tóxica”.
5-Presencia de abusos y violencia: Es muy común que en las familias disfuncionales se generen abusos y violencia de toda índole. “Dentro de los casos más graves, están los abusos sexuales que son ocultados dentro de la familia con la estrategia de la comunicación cortada. Asimismo, se dan episodios de violencia física, psicológica y maltrato emocional”. Alerta la psicóloga.
Las consecuencias
Paula Hormazábal, indica que vivir en un ambiente tóxico, genera un impacto negativo en la salud mental de las personas que viven inmersos en él, ya que al tener naturalizada la violencia y la denostación, la autoestima puede quebrarse a tal punto de creer que merece esa clase de relaciones.
Es por ello, que recomienda acudir a procesos de psicoterapia de reparación, de manera que aquellos traumas causados por la exposición a comunicación ambivalente, malos tratos y falta de límites personales, puedan superarse y lograr tener una estabilidad emocional que les permita a las personas salir adelante.
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