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Pascua de Resurrección: ¿De dónde nace la tradición de los huevos de chocolate?

La tradición data de hace más de mil años y comenzó como una herramienta evangelizadora de bárbaros.

TVN.cl

Miércoles 27 de marzo de 2024

A pesar de que en la actualidad los "huevos de pascua" son los conocidos confites de chocolate, la tradicional costumbre dulcera de la festividad de Pascua de Resurrección comenzó como algo muy distinto a lo que hoy conocemos.

Pero entonces, ¿cómo se inició la tradición del famoso confite de chocolate? ¿Y por qué se le relaciona con el "conejo de Pascua", si estos animales no ponen huevos?

El sacerdote Pedro Espinosa, académico de Historia de la Iglesia Antigua y Medieval de la U. Católica, explicó a 24Horas.cl que la práctica se deriva de una costumbre cristiana adoptada de pueblos bárbaros en Europa.

"Con el fin de evangelizar, los cristianos antiguos utilizaban tradiciones, figuras familiares y elementos del contexto de otros pueblos para explicarles doctrinas cristianas. Por ejemplo, San Patricio usó el trébol para enseñar la Trinidad a los celtas",  señaló el docente.

En cuanto al huevo, Espinosa sostuvo que "desde el quinto siglo después de Cristo, los germanos realizaban ritos de primavera con huevos y liebres. Los bárbaros tenían religiones que seguían signos naturales, por lo que el huevo era un símbolo de vida y la liebre también representaba vitalidad. Y la Iglesia tomó ambos signos para explicar la resurrección, la nueva vida y la vitalidad de Jesús después de la crucifixión".

Los alemanes, que posteriormente adoptaron principalmente el Cristianismo protestante, fueron los pioneros en establecer la tradición en nuestro país. Los inicios de la inmigración alemana en Chile se remontan al siglo XIX, alrededor de la década de 1850 y, según el sacerdote e historiador, "familias de origen alemán en el sur vaciaban huevos de gallina, los pintaban a mano con muchos colores y les colocaban dulces para regalarlos a los niños".

Finalmente esa práctica que se originó como una forma de evangelizar, se volvió una tradición cristiana para celebrar simbólicamente la resurrección, se popularizó a tal punto que se hizo lo que se conoce hoy: los huevos de chocolate asociados a la figura del conejo, junto al propio conejo como molde para confites.