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Los mitos sobre la violencia intrafamiliar que debemos derribar

tvn

Martes 12 de abril de 2022

Si bien en los últimos años la violencia intrafamiliar ha dejado de ser tabú, aún existen muchos mitos en torno a ella. Esto se debe a varios factores como por ejemplo: falta de redes de apoyo para las víctimas, la poca información que existe acerca de la importancia de denunciar y los mecanismos que se activan cuando ésta se realiza.

Paula Hormazábal, psicóloga clínica y especialista en psicoterapia femenina y temáticas de género, explica cuáles son estas creencias y qué podemos hacer para erradicarlas definitivamente de nuestra cultura.

1- Creer que los casos de violencia intrafamiliar son hechos aislados y que no representan un problema a nivel social: Aunque parezca raro, este mito está arraigado en nuestra sociedad y de alguna manera influye a que no tengamos medidas concretas que protejan a las víctimas de manera real y definitiva. “Según cifras de la OMS el 51,7 % de los hogares en Chile han sufrido o denunciado violencia intrafamiliar por alguno de sus miembros, lo que evidencia una problemática que debemos hacernos cargo”. Expone Paula Hormazábal.

2-La violencia intrafamiliar sólo ocurre en las familias de bajos recursos o en los sectores donde existe vulnerabilidad:  Un estudio realizado el 2011 por la Subsecretaría de la Prevención del Delito, revela que un 11% de las mujeres de la clase alta han sido víctimas de violencia física y sexual. “Debemos considerar que la violencia de género ocurre indistintamente en cualquier ámbito social. En los sectores más acomodados permanece más oculta, debido a  varios factores, por ejemplo, la dependencia económica de la víctima, las redes de protección que tiene el agresor y el miedo al qué dirán”. Indica la psicóloga clínica.

3-El gran causante de la violencia intrafamiliar es el consumo de alcohol y/o drogas: Si bien el consumo de sustancias que provoquen alteraciones de consciencia puede favorecer los episodios de violencia, no es una causa determinante o exclusiva. “Muchos agresores justifican su actuar argumentando que no estaban en su sano juicio cuando ejercieron maltrato. Si bien un adicto puede ser violento cuando consume o si no tiene tratamiento en el periodo de abstinencia, existen diversos estudios que indican que un gran porcentaje de personas adictas a sustancias no son agresivas, por lo que no es un indicador que predice este tipo de conductas ni menos el factor principal”.  Señala Paula Hormazábal.

4- “A las mujeres que las golpean les gusta que les hagan daño”: Paula Hormazábal explica que una mujer que es maltratada se encuentra inserta en una dinámica relacional violenta y dependiente en muchos aspectos, entre ellos: el miedo, la dependencia económica, factores ambientales o de historia de vida, que le impiden salir de esa círculo sin una potente red apoyo. Por lo que frases como estas sólo anidan el sentimiento de desprotección y vulnerabilidad en que se encuentran muchas mujeres.

5- “Si no lo denunció en seguida, la agresión no fue tan grave”: Es muy común escuchar esta frase. Diversos estudios apuntan que las víctimas de VIF tardan hasta 7 años en denunciar, mientras que algunas nunca lo hacen “existen diversos motivos que frenan a las mujeres a acudir a la justicia, los más frecuentes son: miedo a la reacción del agresor, vergüenza, culpa, falta de redes de apoyo, porque no se reconocen como víctimas de violencia de género, dependencia económica, desconfianza con el sistema judicial, entre otros factores. Es por ello que debemos ser empáticos y jamás decir este tipo de expresiones”. Enfatiza la psicóloga.

¿Cómo erradicarlos?

Paula Hormazábal afirma que derribar estos mitos no es tarea fácil, ya que implica desarraigar estereotipos de género  insertos hace décadas en nuestra sociedad. Sin embargo, un primer paso para lograrlo es visibilizar este tipo de situaciones utilizando la denuncia de los hechos, esto permite poner freno en una primera instancia a la violencia. Por otra parte, hacer psicoeducación a nivel familiar acerca de los vínculos, poniendo énfasis en el sostenimiento de relaciones sanas, estimulando la tolerancia a las diferencias y el respeto como mecanismo de resolución de conflictos. Esto es relevante para crear conciencia acerca del impacto que significan las agresiones físicas y psicológicas en la vida de una persona.

Finalmente hablar de estos temas permitirá dejar de naturalizar la violencia “las relaciones deben establecerse en base a la comunicación, la confianza y el respeto, por lo que es muy importante generar espacios para la expresión de las emociones, las opiniones y la manera de ser de cada uno de los miembros que conforman una familia”. Concluye la especialista en psicoterapia femenina y temáticas de género.

Foto de referencia: Pexels.com