Conmoción generó en el Reino Unido la historia de Harry Simpson, un joven trabajador de Búsqueda y Rescate que fue diagnosticado con una compleja enfermedad tras notar unas manchas moradas en su pecho. Los doctores solo le dieron unas tres semanas de vida tras descubrir qué tenía un complejo cáncer.
Todo ocurrió en febrero del 2022, cuando el rescatista que vive en Irlanda comenzaba sus vacaciones en Dubái. Antes de emprender el viaje notó en la ducha que tenía unas manchas moradas en su pecho, pero no les dio importancia y viajó de todas formas.
En el país asiático, el también estudiante de criminología y sociología pasó las siguientes dos semanas haciendo paracaidísmo, andando en motos de agua y celebrando su cumpleaños, consignó The Mirror.
Sin embargo, tras retornar a su país y mientras entrenaba para su trabajo en las montañas Simpson comenzó a notar que algo no estaba bien, ya que se encontraba "realmente cansado, simplemente fatigado. Iba al gimnasio y estaba sin alientos, ni de lejos tan bueno como podría ser".
"Fui al médico y me dijeron: 'creemos que podrías tener una infección viral de Dubái, así que me dieron antibióticos durante dos semanas. Pensé que debía estar bien así que bajé al sur y subí la montaña más alta deIrlanda. Tuve que parar 20 veces para subirla y pensé 'algo realmente no está bien'. Literalmente podía sentir mi corazón enloquecer en mi pecho, como si realmente bombeara", relató el joven
Tras esto, Harry contó que sentía su sangre correr por las arterias y que sus ganglios linfáticos se inflamaron en un lado. "Simplemente no podía respirar", dijo a Liverpool Echo.
Con el pasar de los días, y luego de hacerse exámenes de sangre, el joven recibió varias llamadas del centro médico que le indicaron que debía dirigirse hasta el centro de cáncer de Belfast. A pesar de ello, Simpson seguía creyendo que no sería algo grave, ya que "nunca" en su vida se había enfermado.
Sin embargo, el diagnóstico fue peor de lo esperado. Los especialistas le dijeron que padecía una leucemia linfoblástica aguda de precursores de células T temprana. Fue aquí que los médicos le señalaron que podría tener "un máximo de tres semanas restantes".
"Me senté y lloré. Mi abuela estaba sentada allí y molesta. Mi papá estaba tratando de ser fuerte por mí", contó Harry.
Para combatir la enfermedad, rápidamente el joven se sometió a una "quimioterapia intensiva" para eliminar todos los rastros de este raro cáncer, para luego someterse a un trasplante de células madre, lo cual "era mi única oportunidad de vivir", aseguró.
El tratamiento no fue fácil, ya que sufrió dolores de cabezas muy fuertes, al nivel de estar ingresado en alerta por un posible derrame cerebral. En solo cinco semanas Simpson perdió 15 kilos.
Dos días antes de Navidad, Harry ya no tenía signos del cáncer en su último examen a la médula ósea. No obstante, a lo anterior todavía mantiene un alto riesgo de que esta enfermedad regrese, por lo que se mantiene con chequeos semanales además de mantenerse con medicamentos.
"Tomo cada día como un nuevo desafío. Todas las noches cuando me voy a la cama, me tomo un minuto o dos para estar agradecido por algo que he hecho durante el día. Me acuesto y me siento feliz. Luego, cuando me despierto, lo hago feliz porque aquí hay otro día", manifestó.