El terremoto de 6,7 grados Richter que afectó la zona centro-norte del país -con epicentro a 16 kilómetros al noreste de Tongoy- hizo evacuar a miles de personas y provocó graves daños en la Región de Coquimbo.
Sergio Villalobos (42), junto a su señora Alejandra Bustamante (40) y su hija Catalina (6) disfrutaban de una cena en el restaurante “Mar Adentro”, en la región de Coquimbo cuando comenzó el sismo.
Ese mismo día habían llegado desde Santiago a La Serena para pasar sus vacaciones, como lo hacen hace algunos años. Disfrutaron de la playa y por la noche fueron a uno de sus restaurantes favorito en la caleta de pescadores de Peñuelas.
“Llegamos como a las nueve a este restaurante que nos encanta(...). De hecho cantamos cumpleaños feliz porque habían varias mesas celebrando”, comenta Sergio.
Pasadas las 22:30, empezó a temblar, provocando que los comensales arrancaran del lugar. “Yo pensé que se venía abajo. Se cortó la luz y le digo a mi señora que se vaya al auto, tomé a mi hija y nos fuimos”, cuenta.
Como se dirigieron rápidamente a la “zona segura de tsunamis”, no pagaron lo consumido esa noche al igual que todos los asistentes del lugar.
Sin embargo, la mañana del domingo regresaron al restaurante para pagar su comida provocando el asombro de los dueños, quienes viralizaron su foto para destacar su actitud.
Allí, los recibió la hija del dueño y el garzón que los había atendido la noche anterior. Ambos, cuenta, quedaron sorprendidos porque regresaron.
“Fuimos a la mesa y aún estaba un polerón que se nos había quedado. Luego de esto nos pidieron una foto para el Facebook de local. Les dijimos que sí, así hacemos que la demás personas que también estaban vengan a pagar”, dice.
Al salir del local se encontraron con el dueño, quien estaba limpiando el licor derramado y los restos de vidrios. En 2015 sufrieron graves daños con el terremoto y tsunami, teniendo que reconstruir el restaurant. Esta vez, resistió.
“Una de las cosas que más me llama la atención es que por algo que debería ser normal, como pagar el consumo de una cena, la gente se asombre con nuestra actitud. Incluso mi hija, cuando estábamos en la zona segura, me decía que nos habíamos ido sin pagar”, comenta Villalobos.