La pérdida de la audición oculta es un fenómeno que se hace cada vez mayor gracias a ruidos intensos a los que cientos de personas están expuestos cada día.
Acorde a la información entregada por la doctora argentina María Eugenia Gómez Casati, en una charla llevada a cabo en la Universidad Católica del Maule, “todos los días estamos expuestos a ruidos intensos, más aún en ciudades muy pobladas. La Organización Mundial de la Salud determinó que las exposiciones a ruidos por sobre 85 decibeles ya es considerado peligroso y puede llevar a que perdamos la audición”. Ejemplos de sonidos de 85 decibeles son el paso de un tren, las sirenas de los bomberos, o incluso manifestaciones ruidosas, ruidos que son pan de cada día.
“Cuando estamos expuestos a ruidos muy intensos por un largo periodo, la pérdida de audición por trauma acústico puede llevar al daño permanente, ya que las células ciliadas (fundamentales en sistema auditivo de los mamíferos) una vez que se pierden no se recuperan, a diferencia de las aves”, sostuvo la profesional, agregando que luego de un trauma acústico existe esta pérdida de células ciliadas.
La académica explicó que antiguamente se pensaba que las exposiciones a ruido transitorias, como por ejemplo, ir a un concierto, no eran tan nocivas para la población, sin embargo, hace unos años, se descubrió que si impactaban en el sistema auditivo.
Investigaciones hechas por el hospital estadounidense Massachusetts Eye and Ear comprobaron que puede haber una pérdida del 40% de las sinapsis de un tipo particular de células ciliadas, las cuales nos permiten afinar nuestra audición en un contexto ruidoso, lo que se conoce como la pérdida de la audición oculta. Acorde a la licenciada en Biotecnología, "lleva ese nombre porque cuando nos realizamos una audiometría, escuchamos perfectamente ya que el examen se hace en un ambiente de silencio, mientras que la degeneración afecta a las células que nos permiten discriminar los sonidos de nuestro interés sobre el ruido ambiente."
En la actualidad, la especialista es parte de una investigación que está probando posibles drogas que puedan frenar la pérdida de la audición que está afectando cada vez más a la población, sobre todo a quienes son más jóvenes. “Pretendemos estudiar los mecanismos subyacentes a la pérdida de audición por exposición al ruido y por envejecimiento, con el objetivo de encontrar una estrategia para prevenir y tratar la pérdida de audición”, indicó