El alzheimer es una enfermedad mental progresiva, que se caracteriza por una degeneración de las células nerviosas del cerebro y la masa cerebral. Algunas de sus manifestaciones básicas con la pérdida de memoria, desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y personal.
Es una enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene más de 10 millones de diagnósticos nuevos cada año.

Ante esta alta estadística, científicos están buscando la forma de prevenir la aparición o frenarla lo más posible.
En la última Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer, que tuvo lugar el mes pasado en Los Ángeles (Estados Unidos), se presentó un estudio de la Universidad de Exeter, que concluye, con cifras y datos más exactos de los que ya se conocían, que los factores de riesgo genético y el estilo de vida influyen de manera independiente sobre el deterioro cognitivo.
Según el trabajo, buenos hábitos de vida disminuyen el riesgo de padecer demencia independientemente de la carga genética con la que se haya nacido, reforzando la idea de que la adherencia a un estilo de vida saludable previene el deterioro cognitivo.

Sagrario Manzano, portavoz del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología en España, entregó al diario El País las claves para mantener a raya esta enfermedad.
Ejercicio físico
La actividad física regular y no explosiva se asocia a un mantenimiento de la función cognitiva, y a un retraso de los síntomas de deterioro.
Un estudio reveló que el ejercicio aeróbico puede mejorar a corto plazo el rendimiento de adultos sanos en su memoria, atención y velocidad de procesamiento.
Relaciones sociales
El mantenimiento de las funciones del cerebro se ven afectadas por el estrés de la vida cotidiana, cuyo efecto neuroquímico es determinante a largo plazo. Por lo que mantener una integración social activa a lo largo de la vida, ayudaría a disminuirlos. Tener lazos afectivos sanos y estimulantes también son parte de un estilo de vida saludable.

Estimulación mental
Estudiar y mantener el cerebro activo en nuevos conocimientos se asocian a una mayor probabilidad de mantener un buen funcionamiento. "Se han analizado tareas como leer libros, asistir a conferencias, participar en juegos de mesa, entre otras, y hay evidencia de un menor riesgo de deterioro cognitivo y de demencia si se realizan con asiduidad", detalla la neuróloga.
Factores cardiovasculares
Las personas que tienen existencia de factores de riesgos cardiovasculares, tales como hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes, enfermedades cardíacas y tabaquismo, tienen más probabilidades de padecer una enfermedad como ésta. Por lo que una alimentación sana, mantener actividad física y hacer exámenes de prevención son cruciales para frenar el deterioro mental.

Alimentación saludable
Algunos estudios manifiestan que tener una ingesta de pescado al menos una vez a la semana podría reducir el 60% del riesgo de padecer una enfermedad mental. Los ácidos omega 3 podrían relacionarse a ralentizar el deterioro cognitivo, mientras el consumo elevado de grasas saturadas y de cobre lo incrementaría. También sería beneficiosa la dieta mediterránea, que incluye antioxidantes, vitamina C y E, y omega 3.
"En ningún caso se trata de tratamientos curativos, ni los mencionados ni el famoso ginkgo biloba (que no ha demostrado eficacia en la demencia tipo alzheimer), pero sí serían recomendables en las fases iniciales a fin de retrasar el comienzo de la demencia", explicó la especialista.
Salud mental
La investigación dirigida por la Universidad de Exeter, analizó a 4.320 personas con alzheimer y descubrió que un 45% de ellos padecía depresión. Esta enfermedad se ha vinculado a una mayor atrofia o pérdida de neuronas en el hipocampo y otras regiones cerebrales.
La apatía y la pérdida de interés también está asociada en casi la mitad de las personas con demencia. Es por eso que tratar este tipo de enfermedades es muy importante para prevenir el deterioro cognitivo precoz.