Hace más de 70 días que la rutina y la vida de las personas cambiaron completamente, adaptarse a esta “nueva realidad” no es tarea fácil, y a medida que van pasando los días, la convivencia familiar en cuarentena se torna cada vez más complicada. En el caso de los padres con hijos adolescentes tiene una doble dificultad, debido a los conflictos propios que viven los jóvenes en esta etapa de su vida. Conversamos con Carolina Reyes Cristi, psicóloga especialista en adolescencia, quien entregó algunos consejos para ayudar a los hijos en tiempos de pandemia e incertidumbre mundial.
¿Qué consecuencias tienen en los adolescentes esta pandemia?
A los adolescentes se les genera un doble estrés debido a que parte de las necesidades de esta etapa, tiene que ver por ejemplo con su vida social, el salir, integrarse a su grupo de amigos, realizar actividades con ellos y si bien muchos de ellos han continuado las relaciones con sus pares a través del formato online, si experimentan sensaciones de ahogo, de encierro e incluso hasta cuadros de angustia, desde esta sensación de no poder conectarse con el afuera. En el caso específicamente de los adolescentes de tercero y cuarto medio, que están adportas de salir del colegio, donde tienen que preparar su prueba de transición y las notas están siendo muy importante es su futuro académico, la angustia se potencia aún más porque hay mucha desinformación de los colegios de lo que va a suceder, por lo que están experimentando los adolescentes, es mucha angustia de lo que va a pasar después, mucha sobreexigencia.
En relación a, “tengo que rendir, tengo que hacer todas las actividades y las guías que me está mandando el colegio porque, de lo contrario, mi rendimiento se va a ver afectado” o “tengo una meta que tiene que ver con estudiar tal carrera, en tal universidad y no quiero disminuir mi rendimiento”, entonces, claramente, en esos casos de los adolescentes en la etapa final de la escolaridad, el estrés es aún mayor y la sensación de incertidumbre en relación a qué es lo que va a pasar. Claramente, cuando nosotros no tenemos certeza respecto de lo que va a ocurrir, y funcionamos en base a fantasías o a falta de información, la angustia aumenta mucho más.
¿Por qué los conflictos con los hijos adolescentes pueden aumentar durante el encierro?
Porque tenemos a un entorno familiar estresado, ya no son solo los adolescentes con sus cambios de ánimo, que era lo que principalmente traía las dificultades con los padres, en un contexto previo al encierro, previo a la cuarentena, donde los conflictos, generalmente, estaban dados por dificultades en la comunicación, porque los adolescentes se encerraban en sus dormitorios y no les comunicaban nada, por muchos cambios de ánimo de manera abrupta, donde los papás no sabían como responder frente a esto, por el tema de las normas y los límites respecto a los permisos, etc. Ahora han aumentado porque tenemos, no solamente el adolescente inestable emocionalmente, sino que también los padres inestables emocionalmente. Esto es como una especie de montaña rusa donde, a ratos se experimenta ansiedad, depresión, alegría, angustia, cansancio, desesperanza, entonces, desde este contexto de inestabilidad emocional familiar, se potenciarían los conflictos.
¿Cómo mantener una buena relación con los hijos adolescentes en cuarentena y evitar conflictos? Específicamente, ¿cómo las mamás podrían conectar con ellos?
Han ocurrido distintas situaciones, tenemos unos padres y madres encerrados, trabajando online y tenemos unos hijos encerrados estudiando online todo el día. Entonces se ha producido una interacción familiar con un doble aislamiento. Por una parte, la familia completa está aislada respecto de su entorno social externo, pero al interior de la familia se ha generado también un aislamiento en los dormitorios, desde esta conexión a internet, es decir, estamos desconectados de nuestros vínculos familiares y estamos conectados en nuestras tareas o estamos conectados con la tecnología. Este doble aislamiento que se ha producido, ha generado también distanciamiento emocional. Los adolescentes están tremendamente solos en esto, porque los padres están muy estresados trabajando, preocupados de otros temas. Desde ahí, cómo poder mantener la relación o favorecer una buena relación con los hijos, generar espacios de encuentro, generar actividades en común, cocinar juntos, obligarse, de alguna manera, a compartir las comidas, el almuerzo, el desayuno, el almuerzo o la cena, y generar espacios de encuentro familiar en base a juegos de mesa, a compartir viendo una película, a generar contextos de conversación, de tal manera de poder conectar emocionalmente con ellos y también poder saber en qué están, cómo se sienten.
Las labores domésticas son uno de los principales temas de conflicto entre madres e hijos, ¿cómo lograr un acuerdo con ellos?
Si bien el tema de las labores domésticas en la adolescencia siempre ha sido un tema de conflicto, lo que ha empezado a suceder ahora, es que los adolescentes se despiertan y se conectan a sus clases online en pijamas, sin haberse bañado, sin haber hecho la cama, sin haber ordenado el dormitorio y muchas veces están todo el día en esa situación de pieza desordenada, en pijamas. El ideal sería poder fomentar la generación de una rutina, es decir, igual que si estuviese yendo al colegio o a la universidad. Se despierta en la mañana, se baña, se viste, hace su cama, etc., y luego se “enchufa”, se conecta a las clases. Ese es el ideal. También llegar a acuerdos, es decir, “me parece que, si vamos a estar conviviendo en la casa todo este tiempo, tú también tienes que colaborar”. Y eso es lo bueno, que el adolescente es grande y autónomo en muchos sentidos y, por lo tanto, desde ahí sí puede convertirse en un colaborador de las labores del hogar, sobre todo hoy en día, que muchas de las labores domesticas han pasado a estar a cargo, específicamente, de las madres. Y en ese sentido, se puede llegar, entonces, a un acuerdo, donde se le delegan determinadas funciones, “Tú vas a estar a cargo, todos los días, de hacer tu cama, ordenar tu pieza y lavar la loza del almuerzo”, por ejemplo, y desde ahí se distribuyen los roles. Esto, al hacerse de manera conversada, dialogada, donde el adolescente también pueda opinar o generar una nueva idea al respecto, “no, mira, sabes qué, a mi no me gustaría lavar la loza, pero me comprometo a pasar la aspiradora”, va a sentirse involucrado, también, en este compromiso de poder colaborar en las labores del hogar, y, por lo tanto, hay mayor probabilidad de que lo cumpla. Con los adolescentes los acuerdos son vitales, porque, cuando les imponemos algo, tenemos una alta probabilidad de que no lo cumpla. Sin embargo, cuando ellos se sienten parte de la construcción de algo, donde además se les valida su opinión, el compromiso es mucho mayor.