El 7 de septiembre pasado los relojes se adelantaron una hora, dando paso al codiciado horario de verano. Este cambio fue muy esperado por muchos ya que las tardes tendrán más luz. Sin embargo, muchos desconocen que el cuerpo puede sufrir una serie de consecuencias.
Estos cambios se producen principalmente por la alteración de la melatonina en el cuerpo, que es la hormona que regula los estado de vigilia y sueño.
Según un artículo de Qué Pasa, tener menos iluminación en las mañanas y más en la tarde provocaría un desequilibrio a nivel biológico.
"Sin luz en la mañana, el reloj biológico de los humanos queda perdido y el cerebro sigue funcionando como si fuera de noche, lo que se conoce como el 'Jetlag social', en el que hay un desajuste entre el reloj biológico interno y lo que te exige la sociedad para funcionar: ir al colegio, trabajar, participar de actividades sociales, etc".
El reportaje dice que el especialista Dr. Adrián Ocampo del Laboratorio de Cronobiología y Sueño del Instituto de Ciencias Biomédicas indicó tres cambio a nivel biológico que son:
"El impacto significativo en la tasa de trastornos cardiovasculares, particularmente infartos, en las semanas posteriores al cambio de hora; los trastornos en el sueño vinculados a la pérdida de una hora de sueño, lo que lleva al aumento de la somnolencia y baja en el rendimiento de las personas; y el desajuste de los ritmos biológicos, que forman parte de la fisiología normal de los humanos".
¿Qué hacer?
La irritabilidad, el cansancio, el hambre a deshora y más, pueden ser un verdadero fastidio. Por eso, los expertos recomiendan tomarlo con calma, ya que los ajustes pueden durar semanas.
Para hacer que nuestro cuerpo se acostumbre a estos cambios se recomienda:
- Evitar el alcohol y bebidas con cafeína
- Tener una dieta sana y liviana
- Regular los horarios de comida
- Acostarse a la misma hora todos los días
- Dormir entre 7 a 9 horas
- Evitar el uso de pantallas una hora antes de dormir
- No tomar siestas largas (más de 40 minutos)
