Los años pasan y llegado cierto momento de la vida aparecen las canas, cabellos de color gris que para algunas personas son un "problema de belleza".
Esto era lo que pensaba Sara Eisenman, una estadounidense, de Arizona, que a sus 21 años comenzó a ver cómo su larga cabellera se llenaba de canas.
"Mi cabello se volvió enteramente plateado de la noche a la mañana. Fui al espejo un día y descubrí que las canas salían de las raíces por toda mi cabeza", aseguró al medio Daily Mail.
Al igual que parte importante de la población, empezó a teñirse el pelo cada dos semanas. Sin embargo, sus canas pasaron a ser una preocupación de primer orden en su vida:
"Me avergonzaba al punto en el que evitaba a la gente por temor a que vieran mis raíces. Incluso pinté mi cabello horas antes de saber que entraría en labor de parto de mi hijo, para que todos los que visitaran al nuevo bebé vieran que su mamá tenía el cabello recién teñido de negro y sin raíces blancas", dijo Sara.
Pero su pensamiento cambió cuando, hace 16 años, nació su segundo hijo y se "liberó":
"Me di cuenta que mi cabello gris era un símbolo, una corona que me liberaba de toda vergüenza, me daba la voluntad de aceptarme completamente y ser dueña de todo lo que soy. Me liberé conmigo y aún más, con mis hijos".
Sara cumplirá 44 años en septiembre de este año, pero está lejos de sentirse "más vieja". Todo lo contrario, se siente más sexy que nunca gracias a sus canas.
"Siento que mi cabello es un símbolo de la belleza natural y libertad. Además, estoy totalmente agradecida de jugar un rol en el que puedo ayudar a mujeres a descubrir lo increíble que son".