Fue el pasado 20 de abril de 2018 cuando se informó sobre la muerte de Avicii, el reconocido DJ sueco que este miércoles 8 de septiembre habría cumplido 32 años.
Aquella jornada, el artista de 28 años —de nombre real Tim Berling— se quitó la vida en un hotel de Mascat, Omán. Así, hubo polémica por la gran presión con la que debía lidiar el joven, además de la ansiedad, alcoholismo y problemas mentales. Todo en medio de fiestas durante el año entero.
La familia de Tim indicó en su primera declaración que el artista "no estaba hecho para la máquina de negocios en la que se encontraba. Era un tipo sensible que amaba a sus admiradores pero evitaba ser el centro de atención”.
En el documental de su vida 'Avicii: True Stories', él mismo indicó que "los shows nunca terminan. Mi vida es solo estrés". Notablemente cansado, llegó al punto de expresar a cámara que finalizaría con las giras puesto que "van a matarme".
Berling tuvo múltiples problemas de salud. Generó una pancreatitis aguda producto de su adicción al alcohol, por lo que le extirparon la vesícula biliar y el apéndice.
“Si no tomo, me pongo cada vez más nervioso antes de tocar. El alcohol lo frena”, expresó Tim, quien además sufría dolores crónicos, ansiedad y dependencia a psicofármacos.
Pese a que dejó las giras, no fue suficiente para controlar la ansiedad y el consumo de alcohol. Sus padres, Klas Bergling y Anki Liden, reconocieron luego de su suicidio que el DJ "no podía seguir más" y que "solo buscaba paz".
Ante ello, indicaron en una dura entrevista en septiembre de 2021 que intentaron convencerlo "casi todos los días, durante año" de que dejara las giras.
"El negocio te absorbe, y Tim era demasiado exitoso. Y cuando viajaba y hacía música era feliz; tenía altibajos, pero producía y era creativo. Y como padres, nos sentábamos en Estocolmo y esperábamos que volviera a casa a descansar”, añadieron.