"Monster: The Jeffrey Dahmer Story" es el nombre de la serie de Netflix que se ha convertido en una de las más vistas del año en el servicio de streaming. Como su nombre lo indica, narra la historia del denominado "carnicero de Milwaukee", quien asesinó a 17 personas (entre niños y adultos) entre la década de 1970 y 1990 en Estados Unidos.
La producción es encabezada por Ryan Murphy y protagonizada por el actor Evan Peters, quien confesó que "estaba muy asustado por todas las cosas que hizo él (Dahmer). Sumergirme en eso y tratar de comprometerme al personaje fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer en mi vida".

¿Qué es real y qué no en la serie?
Entre los crímenes de Dahmer, se pudo establecer que el sujeto en algunas oportunidades desmembraba los cuerpos y se los comía, e incluso a veces tenía relaciones sexuales con estos. Sus principales víctimas eran desde niños hasta hombres adultos homosexuales y personas afroamericanas, tal como se muestra en la serie.
Después de su primer homicidio —perpetrado cuando recién tenía 18 años—, el hombre se convirtió en adicto al alcohol y las drogas. Con el pasar del tiempo, sus crímenes comenzaron a ser cada vez más sangrientos y violentos, guardando partes de sus víctimas en un congelador. Todo ello también es reflejado en la producción de Netflix.
Según reportó Indie Wire, el personaje de Glenda Cleveland —vecina de Dahmer— es la conjunción de dos mujeres reales: Pamela Bass y la verdadera Glenda. En tanto, el juicio por abuso del hermano mayor de Sinthasomphone también sería ficticio.
La periodista Anne E. Schwartz, quien reveló la historia de los crímenes en 1991, señaló que la serie había "sacrificado la precisión por el drama".
Además, la reportera sostuvo que los productores se habían tomado una "licencia artística" con muchos detalles clave y que la serie "no se parece mucho a los hechos del caso".
También dijo que la "descripción de los policías de la ciudad como racistas y homofóbicos era incorrecta".
La caída de Dahmer
A pesar de actuar impune durante muchos años, la suerte de Dahmer terminaría en la década de los 90, ya que Tracy Williams —su última víctima— logró escapar un 22 de julio de 1991, a pesar de tenerlo esposado en su departamento.
Debido al relato de Williams, la policía decidió intervenir e ingresar al domicilio de Jeffrey, encontrando varias fotos de cadáveres. Ante esta situación, y al verse acorralado, el asesino serial intentó escapar, pero los uniformados lo alcanzaron a detener.
Una vez apresado, las autoridades continuaron revisando el inmueble, encontrando una cabeza humana en el refrigerador, dos bolsas que contenían un corazón humano y genitales masculinos.

También, en su habitación hallaron cinco cráneos y diversos objetos utilizados para sus fechorías, tales como cuchillos, sierras y martillos. Además, en un cajón identificaron un esqueleto completo, con los huesos limpiados con cloro, cuero cabelludo disecado y un barril de 260 litros lleno de ácido, el cual contenía tres torsos y otros restos humanos.
Entre sus pertenencias, había fotografías que documentaban y detallaban el proceso del descuartizamiento de los cuerpos.
La obsesión de Dahmer con sus víctimas
El caso de Dahmer se convirtió en uno de los más impactantes en la historia de Estados Unidos por el número de víctimas y la brutalidad de sus crímenes.
No fue hasta 1993 que el denominado 'carnicero de Milwaukee' dio una entrevista a la revista Inside Edition. Allí, detalló las razones por la que cometió los crímenes, asegurando que "tenía deseos y pensamientos obsesivos de querer controlar a mis víctimas, de poseerlas permanentemente".