Una nueva señal de alerta encendió las especulaciones en Estados Unidos y el mundo. En la noche del martes 17 de junio, el poderoso Boeing E-4B Nightwatch, conocido como el "Avión del Juicio Final", aterrizó en la Base Conjunta Andrews, en Washington DC, tras un misterioso vuelo de cuatro horas que ha generado una ola de interrogantes sobre su verdadero propósito.
El imponente avión, diseñado para operar como un centro de mando aéreo durante crisis extremas —incluidas guerras nucleares—, despegó desde Bossier City, Luisiana y aterrizó en Maryland. Según la plataforma FlightRadar, además, el Boeing utilizó una señal de identificación poco habitual.
Este movimiento ocurre en medio de crecientes tensiones internacionales, mientras el expresidente Donald Trump evalúa públicamente una eventual intervención estadounidense en el conflicto entre Israel e Irán. El despliegue del E-4B, junto con su llamativa trayectoria, ha dado pie a intensas especulaciones sobre una posible preparación ante un escenario de emergencia.
¿Qué es el "Avión del Juicio Final"?
El Boeing E-4B Nightwatch es una aeronave sin igual en su tipo. Aunque por fuera parece un tradicional Boeing 747, en su interior opera como un auténtico "Pentágono volador". Está preparado para resistir explosiones nucleares, ciberataques y pulsos electromagnéticos, y puede permanecer operativo incluso en el peor escenario bélico imaginable.
Con capacidad para 112 personas a bordo, este avión no tiene ventanas, cuenta con blindaje térmico y nuclear, y está equipado con 67 antenas satelitales que le permiten comunicarse con cualquier punto del planeta. Su tecnología de comunicaciones es una de las más avanzadas del mundo.
El interior está dividido en tres niveles y seis secciones funcionales: incluye una sala de mando, una zona de conferencias con videopantallas, salas de reuniones estratégicas, áreas de operaciones y comunicaciones, además de una sección de descanso con 14 camas para el personal de alto rango.
Estados Unidos cuenta con una flota de cuatro de estos aviones, los cuales realizan vuelos regulares para mantener la preparación ante cualquier eventualidad. Sin embargo, su uso operativo está reservado exclusivamente para momentos de crisis severa.
¿Advertencia o rutina?
Aunque desde el Pentágono no se ha emitido ninguna declaración oficial sobre el vuelo, su combinación de ruta inusual, señal de identificación extraña y aterrizaje en Washington justo en un momento de alta tensión internacional ha desatado todo tipo de teorías.
¿Estamos ante una simple operación de rutina? ¿O se trata de una señal silenciosa de que algo grande podría estar en camino?
Por ahora, lo único claro es que el “Avión del Juicio Final” ha vuelto a ser protagonista, y cada vez que esta aeronave entra en acción, el mundo presta atención.
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