Rebecca tenía una familia feliz compuesta por su esposo y cuatro hijos. Pero todo cambió el 14 de junio de 2015.
Sus hijos mayores, Nick de 19 y Jack de 18 años, venían de regreso de su fiesta de graduación, cuando de decidieron consumir pastillas analgésicas que sus compañeros les ofrecieron en medio del evento.
A la mañana siguiente, Rebecca fue a levantarlos de la cama, pero estaban completamente sedados. La madre llamó al 911, intentaron reanimarlos pero fue imposible.
Si bien los jóvenes no eran consumidores habituales de drogas, la mezcla con el alcohol que consumieron en la fiesta, terminó siendo fatal.
No se trataba de pastillas alucinógenas ni tampoco ilegales, sino que analgésicos que habías sido debidamente recetados para otras dolencias, pero que terminaron en las manos equivocadas.
Rebecca quedó devastada, perdió dos hijos en el mismo día. Sin embargo decidió no quedarse de brazos cruzados frente a la situación y creó la Fundación 525.
La institución recoge su nombre en honor a los números de camisetas de fútbol de sus hijos. Su mayor objetivo es generar consciencia en torno al acceso de jóvenes a medicamentos en desuso y que pueden ser mal utilizados.
La joven madre está decidida a hacer un cambio en el mundo y crear conciencia. A la fecha ha realizado una gran cantidad de charlas a jóvenes para explicarles los peligros de las pastillas y también concientizar a los padres. Según ella, ha sido el mejor tributo para conmemorar a sus hijos y poder salvar las vida de otros jóvenes.