Según la investigación, si comienzas a ejercitarte a una avanzada edad igual habrá múltiples beneficios para el cuerpo, como alarga la vida, al igual que para quienes llevan esa rutina desde su juventud.
Pedro Saint-Maurice junto a su equipo estudiaron a 315 mil adultos entre 50 y 71 años. A estos le preguntaron sobre sus hábitos de ejercicios en cuatro periodos: 15 - 18 años; 19 - 29 años; 35 - 39 años y 40 a 61 años.
Quienes dijeron que hacían ejercicio entre dos y ocho horas a la semana en cada período de tiempo consultado, tienen un riesgo de hasta 36% menor de morir por cualquier causa, en comparación con las personas que no hacen ejercicio. También reducen el riesgo de morir por enfermedad cardíaca hasta en un 42% y el cáncer hasta en un 14% en comparación con las personas inactivas.
La sorpresa fue cuando se comprobó en la investigación que las personas que no estaban activas cuando eran jóvenes, pero que aumentaron sus niveles de ejercicio desde los 40 años también mostraron disminuciones en su riesgo de morir temprano y sorprendentemente sus porcentajes eran similares a las de las personas que hicieron ejercicio de manera constante.
Una disminución del 32% al 35% en comparación con las personas que no hacen ejercicio. Las caídas en la enfermedad cardíaca y el riesgo de cáncer también fueron similares a las de los deportistas estables.
Pero fueron claros en advertir que quienes informaron su rutina de ejercicios podían haber presentados datos alterados ya que debían recordar su rutina de décadas atrás y podría haber habido errores de memoria. A su vez, la encuesta no preguntó qué tipos de ejercicio hacían las personas.
Sin embargo, esta tesis demuestra es que nunca es tarde para comenzar una rutina de ejercicio en beneficio de su salud física y emocional.