El faraón Ramsés determinó que el mejor castigo para Yunet no era la muerte, sino que echarla a la calle sin la posibilidad de regresar a Palacio.
Yunet sabe que será condenada a muerte, pero antes le pide perdón a Nefertari por todas las atrocidades que cometió para que ella se convirtiera en reina.
Ramsés emite su sentencia en contra de Yunet y la confina a vivir en la calle sin joyas ni bienes. Para Yunet, este castigo es peor que la muerte.
Yunet es lanzada a la calle por los guardias y se encuentra con Leila y su hijo Bezalel y los insulta, pero el pequeño se encarga de ponerla en su lugar.
La madre de Nefertari regresa a la casa de Senet para conseguir trabajo, techo y comida.