Luego de pedirle perdón a Zípora, Miriam asume lo dura que ha sido con Hur, y se arrepiente de haber hablado mal de Moisés. Mientras reflexiona, tiene uno de los recuerdos más hermosos; ella en su infancia cantándole a su pequeño hermano para que se durmiera y no extrañara a su madre cuando la corriente del Nilo lo llevaba en su cesta.