Ramsés prefiere morir de sed antes que rendirse al Dios de los hebreos. Por eso, envió a los magos, Janes y Jambres, a convertir el agua de la villa en sangre y así mostrar su poder.
Los magos, Janes y Jambres llegaron a la villa de los hebreos para cumplir con la orden de Ramsés y contaminar el agua. Al parecer lo lograron, pero Paser tiene serias dudas al respecto y le pide a Simut que espere para hablar sobre su teoría.
Moisés, Aarón y gran parte de los hebreos, observan que su agua ya está contaminada y los salvadores piden paciencia para esperar una nueva orden de Dios. Mientras tanto racionarán el agua que mantienen guardada.