Ana paseaba con su madre, cuando de pronto vio pasar Oseías y no resistió el impulso de hablar con él. Las miradas entre ambos dejaron claro que, entre ellos, el amor sigue intacto.
Ana mira pasar a Oseías y no contiene sus deseos por hablar con él. Decide llamarlo y una vez que se entera de la difícil situación del pueblo hebreo, pide que acepten su ayuda con los heridos.
Ana llega al lugar donde se encuentran los heridos y no puede creer lo que ve. Pese a la negativa de su madre, Ana se queda en lugar y comienza a ayudar.
Ana llega para ayudar a los hebreos
Ana comienza a ayudar a los hebreos heridos y le confiesa a Oseías que lo extraña mucho, pero la conversación fue interrumpida por su madre, que le exige volver a casa para evitar problemas con Apuki.