Tiende a confiar en las personas y ver lo mejor de ellas. Es cercano, genuino y empático. Sin embargo, vive bajo la constante presión de ser un heredero a la altura de las expectativas, lo que lo incomoda y en último término lo hace infeliz, en especial cuando tiene que lidiar con las exigencias de su madre, Agustina.
el romántico - 30 años
Con Agustina mantiene una relación ambivalente: le tiene mucho cariño y admiración por su fortaleza, pero le irrita cómo se conduce en el día a día, sobre todo a la hora de tratar a Clemente, su padre.
Creció con cierto sentimiento de culpa, de que realmente no merece tener el futuro asegurado, al menos en lo económico. Sabe que es un privilegiado y por lo mismo intenta ser generoso con los demás. Se muestra también práctico y responsable, cumpliendo así con las demarcaciones que desde muy niño ha recibido por parte de su madre.
Sin embargo, esa conducta “perfecta” esconde una gran nostalgia, una gran añoranza de tiempos pasados en los que era realmente feliz, simbolizados en su siempre muy cercana y alegre relación con Laura.
En los pasillos, los salones y los jardines del hotel, Laura y Rafael crecieron, jugaron y descubrieron juntos la amistad y el amor. Rafael nunca ha podido olvidarla. Los últimos 10 años, mientras Laura hacía su vida en Francia, fueron tristes para él. Esa nostalgia ha sido la sombra de cada uno de sus actos. Ahora, pese a estar de novio con Antonia, con el regreso de Laura no puede evitar volver a sentir esa felicidad que tanto añora. Verla de vuelta en el hotel despiertan sus ganas de mantenerla cerca y no perderla nuevamente, como tanto quisieran su madre y el rol que se supone debe cumplir.