En calma y sin nadie a su lado, Agustina decidió leer la carta que dejó su esposo junto al testamento.
Clemente fue claro y directo. Quiso dejarle el hotel a Laura, porque sintió compasión por todo lo que ella tuvo que vivir.
Al leer sus palabras, Agustina estalló de ira y comenzó a romper la decoración de su propia habitación.