Adriana llegó hasta la habitación de su hermana Agustina y la enfrentó, tras la muerte de Clemente.
Según Adriana, la muerte de su cuñado es nada más que culpa de Agustina, ya que ella siempre quiso ver muerto a Clemente.
Ambas hermanas saben que no tienen una buena relación y Agustina está segura que entre ellas nunca habrá un lazo mientras Manuel esté en el medio.
Adriana sabe que su hermana ha estado enamorada de su ex marido prácticamente toda la vida, pero le deja claro que el que toma las decisiones es Manuel.
Agustina, por su lado, es fría e hiriente al decirle a su hermana que no vale la pena vivir como si el pasado no existiera.
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