Ghileine ha vivido con sordera toda su vida, pero también ha enfrentado la discriminación de la sociedad. Lo que más le duele es no poder comunicarse con su madre Patricia, quien nunca aprendió la lengua de señas, y las constantes peleas entre su mamá y su pololo Juan.
Por otro lado, Ghileine y toda su familia teme que el bebé nazca sordo, pero confían en que todo saldrá bien para el pequeño.