Tuvieron que pasar muchos años después de su travesía, para que el hombre tuviera lo que tanto anhelaba luego de encontrarse con Jesús.
Eloy no perdió las esperanzas de que las aguas de la pileta sagrada se agitaran, pero pasaron 38 años y esto no ocurrió.
Ya anciano, el hombre seguía en el mismo lugar y sin esperarlo se le acercó Jesús, quien le dijo, "toma tu camilla y anda". Luego de estas palabras, pudo pararse y volver a caminar. Eloy consiguió trabajo y agradecido fue un hombre de fe.