En la ciudad de Amsterdam, una estudiante llamada Noa Jansma, decidió hacer una cuenta de Instagram con una problemática que cada vez se le hizo más común: el acoso callejero.
Noa era constantemente abordada por hombres que la molestaban con todo tipo de piropos. Ante la molestia permanente, decidió darle un giro muy particular a la situación. Comenzó a pedirle una selfie, en donde ella aparece seria, mientras que los hombres acceden e incluso sonríen, sin tomarle mayor peso a la situación. La joven sube la foto a la red social y además detalla las frases o actitudes de acoso que debe vivir.
"Pssst, nos das tu número?", "¡Ven aquí, bésame!", "¿Por qué no te subes a mi auto?", "¿A dónde vas tan sola?", son algunas de las oraciones que Noa tuvo que escuchar.
A este experimento social decidió llamarlo "Dear catcallers" (Queridos acosadores). El proyecto originalmente duraría sólo un mes, donde día a día Noa subiría una foto, y en ese período de tiempo la cuenta llegó a los 45 mil seguidores. Hoy sobrepasa los 320 mil.
"Este Instagram tiene el objetivo de crear conciencia sobre el acoso de las mujeres en la vida diaria. En una sola composición tenemos a la víctima y a los acosadores. Yo de pie frente a ellos representa la relación de potencia invertida que es causada por este proyecto", escribió Noa.
Noa confesó en una entrevista que hubo más situaciones de acoso, pero que no las registraba en el Instagram, debido a que sintió mucho miedo o porque la persona en cuestión se escapaba apenas ella los enfrentaba.
El experimento finalizó en septiembre del año pasado, pero sin duda fue una voz de alerta a lo que ocurría en las calles holandesas.